CABINA SONORA
The King of Limbs
Por Octavio Ramírez
Sin darme cuenta, me he convertido en un miembro más de una bestia voraz, ávida de la novedad y la frescura. Reconozcan que no soy el único. Parece como si la música pasara más bien hacia nuestras barrigas en lugar de ir a nuestra memoria. Apenas ha acabado de resonar la canción cuando las entrañas nos piden otra más. Los músicos se vuelven a nuestros ojos simplemente objetos de un placer primario.
La codiciosa industria discográfica y la gula del consumidor debilitaron y posteriormente, hicieron modificar la forma de distribuir la música. Por un lado se originó una forma de corriente conservadora, encabezada por aquellos músicos y ejecutivos disqueros que se resistían al cambio y a la libre descarga.
Por otro lado estuvieron los “liberales”, quienes vieron en la crisis una gran oportunidad de dar el salto hacia un nuevo orden, donde las reglas serían reescritas a beneficio de los creadores y bajo una relación más estrecha entre éstos y su audiencia. Con “In Rainbows” (2007), Radiohead marcó un hito en este aspecto, ofertándolo completamente a la buena voluntad de los consumidores.
El pasado 18 de febrero, salió a la luz pública The King of Limbs, una entrega en ocho cortes en la que Radiohead, bajo una estrategia más mesurada, fija un precio por la descarga digital y por el prepago del disco físico que saldrá en mayo.
Experimentación y guitarras enfundadas
La máquina se muestra embonada y precisa. La base ruda del proceso saca chispas y sonoros metales. En la zona de precisión vibran beats y ecos. El primer proceso es llamado “Bloom”, fluye y se ensambla con eficacia de última generación. Su ritmo sincopado a manera de jazz experimental, es el presagio de la premura y ligereza con que se sucederán el resto de los temas.
Para “Morning Mr. Magpie” se percibe un sonido más familiar, ese que la banda depuró a través de álbumes como KID A, Amnesiac y Hail to the Thief. Se ve pues, cómo se va inclinando The King of Limbs hacia la experimentación electrónica y a su vez, descartando el lado melódico y de riffs memorables de guitarra.
“Little by Little” se desenvuelve en una belleza exótica, la voz de Yorke se muestra ya plena y dispuesta al encantamiento. Parece ser el momento para que el escucha pueda tener un primer panorama del disco: The King of Limbs, más que trascender el sonido de la banda, se conjunta y reflexiona sobre el espíritu de ésta misma. “Feral” suena de inicio osada y minimalista, al mero gusto de Thom Yorke, a quien bien podemos imaginar con sus típicos bailes epilépticos.
“Lotus Flower” es la flor del disco, ritmo, armonía y melodía son totalmente Radiohead. El video de dicho tema, dirigido por Garth Jennings (uno de los directores jóvenes más destacados del momento), ya se puede encontrar en la red.
A partir de “Codex” viene la calma, piano en mano Thom Yorke nos otorga una pieza que clama por inocencia, “sólo libélulas, fantasear, nadie sale lastimado, no hemos hecho nada malo”. Con “Give up the Ghost” llega la acústica, se trata de una melodía que pendula y arrulla.
Hasta el momento parece que Yorke se mesura demasiado en su capacidad vocal y melódica. Para el octavo corte parece demasiado pronto para despedir la velada de The King of Limbs. La bella pieza “Separator” remata el disco y deja no sólo un buen sabor de boca, sino además ciertos puntos suspensivos, como si para mayo viniera una segunda parte del disco. “Si crees que sólo es esto, estás equivocado”.
Ante el encuentro con semejantes álbumes, parece ser que la música sigue siendo algo más que un objeto comercial. Sé que no soy el único. Al encontrarnos con un disco que posee alma, por inercia también nos hace recordar que nosotros también poseemos una.
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