Anima y Animus
A millones de años de luz de distancia se suspende silente, tras la gran sombra de un planeta gaseoso, la hermana gemela de la tierra, en su interior pulula la dinámica de la vida en todas sus formas posibles. Ambos planetas están unidos por la misma sangre ígnea que bombea sus corazones, ambos comparten los minerales de una madre estrella que se dio en explosión remota para regar la vida. Pero la distancia entre las hermanas es nimia, un chasquido apenas en el inconmensurable espacio del universo.
Sé que orbitas en algun sitio, a la sombra de cuerpos pesados y a la intemperie de tormentas solares. Danzas con antiguas armonías sublimes y te bañas en auroras boreales. Nací sin conocerte pero añorándote. Yo también me traslado en trayectoria inalterable, cumpliendo mis ciclos y padeciendo estoico mi destino volcánico; perdida la mirada por momentos en la negrura del cosmos.
Un día de estos todo este tenso orden colisionará y declinará el espacio tanto como lo conocemos. Entonces las partículas elementales de nuestros cuerpos se volverán a encontrar y tal vez por una fracción de segundo nos reconozcamos. Por ahora sigamos rotando silentes.
Sé que orbitas en algun sitio, a la sombra de cuerpos pesados y a la intemperie de tormentas solares. Danzas con antiguas armonías sublimes y te bañas en auroras boreales. Nací sin conocerte pero añorándote. Yo también me traslado en trayectoria inalterable, cumpliendo mis ciclos y padeciendo estoico mi destino volcánico; perdida la mirada por momentos en la negrura del cosmos.
Un día de estos todo este tenso orden colisionará y declinará el espacio tanto como lo conocemos. Entonces las partículas elementales de nuestros cuerpos se volverán a encontrar y tal vez por una fracción de segundo nos reconozcamos. Por ahora sigamos rotando silentes.
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