Doppelgänger


Todos somos conscientes de ello, pero por una extraña razón nadie lo dice. Vivimos en un tiempo superpoblado, donde la individualidad no es nada más que una de nuestras ilusiones remanentes de la era moderna. Sabemos bien que la superpoblación nos hace cada vez menos genuinos y en tanto la gente es simplemente gente, en cada rincón del mundo deambulan nuestros dobles (triples o cuádruples). Nuestras frases más originales, nuestros ademanes, nuestra forma de andar, todos nuestros rasgo fueron echados al vuelo en un lugar y tiempo indeterminado y a través del tiempo hacen eco en cada lugar donde hay hombres.


A todos nos pasa tarde o temprano que en cada nueva ciudad nos topamos con dobles de los otros, de los amigos y de los amantes, nos guiñan y nos apretujan pregonando una amistad única, no sabiendo que la misma promesa la hemos oído tantas veces antes.

A veces cuando llego frente a un nuevo individuo, comienzo a reconocer la carcajada, la pesadumbre, la duda, la disposición a la charla de un viejo amigo. Entonces imagino el hipotético caso de que pudiera reunirlos a ambos en un momento dado, no sólo pienso en el inmediato azoro de ellos dos, sino más aún en la posibilidad de que con este encuentro pudiera romperse un orden universal, como la violación de toda regla metafísica en la que un espacio no puede ser ocupado por dos entes al mismo tiempo.

Hay todo un misterio en este fenómeno, ¿por qué nunca me he encontrado con mis dobles? ¿Por qué nadie lo hace?

Saludo a mis dobles donde quiera que vaguen y si se encuentran con mis amigos y amantes, de mi parte repítanles lo que tantas veces les dije, tal vez a ustedes les crean, tal vez gracias a ustedes lleguen a conocerme mejor. Yo hago lo mismo cada vez que encuentro a los dobles de mis amigos y amantes de nuevo por primera vez, (con otro nombre y con otra lengua) les guiño y los apretujo como si fuera la primera vez que los veo y como todo mundo lo hace, me callo lo que todo mundo sabe: somos simplemente el eco de un grito liberado fuera del tiempo, en un lugar indeterminado.

Y por lo anterior ¿como puedo hablar como si yo fuera el originario de esos dobles enviándoles en mi nombre por el mundo? Pues lo digo porque es lo que me corresponde, no puedo yo ni nadie, creer que soy solamente un eco.


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