From the soundtrack of my life...



CABINA SONORA
Octavio Ramírez
Coco Rosie:
placer con resaca melódica
Domingo, 17 de Julio de 2011
Hay una ambigüedad de sentimientos como oyente de la música de Coco Rosie. Por un lado está el goce de la extravagancia colorida; de inicio te dejarás llevar por el encanto femenino de estas dos jóvenes brujas hermosas, rodeado de inciensos y aceites, bebiendo pócimas dulzonas y acariciado por una infinidad de uñas afiladas. Te verás en mágicos espejos bailando sus tarantelas posmodernas. Pero en un parpadeo todo dará un giro vertiginoso. Cuando menos lo esperes, vendrá el remordimiento de gozar de una música hecha de remiendos melódicos y senderos que no llevan a ningún lado, voces a infantiles y avejentadas a la vez. Al final de Grey’s Ocean puedes experimentar cierta resaca emocional y la vaporosa noción de que tu percepción de la música ha sido ligera e imperceptiblemente transgredida.
CocoRosie es un dúo de hermanas (ataviadas normalmente de andrajos y residuos de la moda pop) que siempre da la nota por sus extravagancias y ocurrencias tanto musicales como visuales, esto es algo que podemos ver desde las carátulas de sus álbumes: después de una orgía de unicornios en la de Noah’s Ark (2005), y el cumpleaños de luto en The Adventures Of Ghosthorse and Stillborn (2007), la portada de Grey Oceans son ellas mismas con trapos horribles, vello facial de fantasía y unas fuentes tipográficas que parecen hechas con el programa de edición más barato.
Si bien es cierto que la idea de vender imágenes extravagantes para llamar la atención es una fórmula del pop de resultado comprobado (y un par de mujeres barbudas es algo bastante insignificante relativo a las estéticas que nos proponen algunas cantantes de hoy), pero la música de Coco Rosie está muy lejos de querer ser un producto instantáneo y cautivante de las masas jóvenes. El estilo experimental de estas hermanas puede ser un hueso duro de roer si se le comienzan a buscar las cuatro patas, pero por otro lado, se trata de una fuente inagotable de impresiones y vívidas imágenes sonoras.
Grey Oceans es una pócima que se revuelve y se cuece a base de música folk europea, canto lírico, Gospel, Lo-Fi y diversos géneros clásicos mezclados a merced y capricho de este dueto. Pianos e instrumentos de viento antiguos, entre otras incursiones de muchísimos estilos, aparecen junto con rarísimos elementos pop. Todos los aspectos que puedan enumerarse hablando de manera general, hacen de CocoRosie una de las propuestas más curiosas e interesantes de la escena.



Sumergidos en Grey Oceans
La salida de Coco Rosie a la luz pública, más que una revelación musical, pareció como la apertura de la caja de Pandora. En su más reciente álbum, Grey Oceans no parecen faltas de aliento ni voluntad de encanto. La joya definitiva de dicho disco es "Lemonade" (casualmente elegida como primer sencillo), la canción donde las chicas hacen el acierto más evidente. Descansando sobre bases electrónicas, trae arreglos de los más diversos orígenes y efectos de sonido que denotan una atmósfera rustica, como la vieja mansión donde hicieron su video, recientemente estrenado.
Hay un dejo de dramatismo en el tema que titula la obra, "Grey Oceans" (es una balada blues demasiado calma y letárgica). "Undertaker", es uno de los momentos más álgidos del recorrido, ya que resulta mucho más interesante su sonido. En menor medida también lo es "Gallows", donde el harpa y sonidos de cajas musicales (que aparecen en muchos temas) adornan un tema muy gélido, y su letra son crónicas del dolor en torno a la horca. "R.I.P. Burn Face", con un estilo trip-hopero muy delicado, es uno de los más instantáneos que encontramos. Y en "Smokey Taboo" se agradece una canción más o menos folklórica en la que no escuchamos el beat electrónico.
El resto es bastante del álbum reposa en la somnoliencia e incluso puede llegar al tedio. Casi al final del álbum, "Fairy Paradise" es uno de esos momentos. Una cantante de ópera con vocoder y unas bases muy clubbers parecen querer hacer mover al oyente, pero más bien logran espantar a las ánimas más adormecidas del purgatorio. Y "Hopscotch" intercala una canción de lo más tribal y mística con un jingle para niños de pesadilla que te pone los pelos de punta.
El estilo barroco de sus textos en ocasiones brilla (pintan hermosos cuadros o relatan cosas que estan lejos de ser un timo), y en otras acechan caprichosas la presunción. Esas estéticas fantásticas de cuentos de hada son las herramientas más fuertes que las hermanas Casady tienen para un disco en el que están algunas de las mejores canciones que se pueden oír en el año, pero que está rellenado hasta la cabeza de marañas y astutos sortilegios y quimeras.
El Dato
El grupo CocoRosie es Frances pero Sierra, la mayor, nació en Iowa, y Bianca en Hawai. Su madre las llamaba Rosie y Coco respectivamente, y de ahí tomaron sus nombres artísticos. Ambas crecieron separadas y no fue hasta el 2003 que se encontraron en París, cuando comenzaron su andadura artística.
Estilísticamente se encuentran dentro del indie rock o el folk experimental asociándolas en ocasiones con el movimiento "New Weird America". Sierra toca la guitarra, el piano, el arpa y canta (a menudo como soprano). Bianca canta en un falsete peculiar, es la encargada de los sonidos extra, el grupo suele incluir también diferentes sonidos de objetos como sonajeros y juguetes con sonidos de animales, flautas chinas, radiograbadoras, etc. para dar forma personal a su sonido.
Su primer álbum, La Maison de mon rêve, inclasificable, fue grabado en el barrio parisino de Montmartre en su cuarto de baño debido a que la acústica era mejor que en las otras habitaciones. Aprovecharon los ruidos de su entorno, lo que produce una sensación onírica.

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