Un momento lejos del bullicio
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En realidad no deseo saber tanto, si has sido tan amorosa con unos, ni tampoco oir tus justificaciones cuando has tenido que sacar las uñas con otros. No por desprecio, no por desinterés, te lo pido porque ahora estamos a tiempo.
No me cuentes tanto, no lo quiero saber todo. Déjalo para tus peleas diarias con tus secuaces.
Y mira qué a gusto se está en este silencio, con las cortinas ondeando con la primavera que se entremete. Con los pies descalzos sobre el piso fresco. Con tu nuca erguida y acalorada, con mis nudillos sobre tu espina dorsal. Hay algo esencial de ti y de mi en esta atmósfera que es intransferible a las palabras, pero es cuando siento que me entero de las cosas verdaderamente profundas.
A lo lejos hierve el gran bullicio.
En este instante se deben de estar consumando incontables encuentros por toda la ciudad, gastados ritos precoitales. Personas reconociendo sus carencias en rostros desconocidos, buscando descifrarse. Detrás de cada encuentro predominan los análisis sicológicos, el aparejamiento de caracteres, la decodificación genética, las lecturas de la mano; coincidencias forzadas, fe ciega, idealización de individuos, tramposos choques casuales.
A la vez deben estar ocurriendo otro tanto de desilusiones, de refutaciones de contratos maritales, objeciones por promesas incumplidas, emanicipación de demonios ocultos, tedio, desgaste psiquico, noches de sueño a contraespaldas, cacerolas y zapatos volando, niños de por medio a llanto abierto.
Comentarios
Que bueno que sigas publicando tus textos. Hay cosas que no cambian y una de ella es el placer que me da leerlos y la magia que a veces fluye de tus imágenes y palabras. Para mí son cosas muy valiosas así que te lo agradezco. Como dice un amigo: ¡Soy fan!