No creo que yo sea realmente lo que reflejan tus ojos. Pues ni siquiera creo moverme como un ser individual, irrepetible y autónomo.

Tú me ves sólo a la distancia, igual el hijo del marinero ve solo la superficie del mar en calma.

Solo yo puedo romper la tensión superficial de mi rostro, hurgar en el abismo detrás de la careta. Ya sea en el influjo del sueño o en la vigilia reflexiva.

Y es una sensación de caída, como en esos días de tropiezos en los que esperabas que estuviera tu padre.

Conforme caes, la penumbra se va haciendo densa, parece que se abren ojos de luz aquí y allá. Collares de luciérnagas trazan eses y luego se desvanecen.

Ya es tiempo de que me conozcas a mí y a todos los hombres. Porque desde el nacer solo has visto sombras, simbolos y mitos. Pero hay una edad en que debes de ver la diferencia entre los humanos y los figuras que éstos representan para ti.

Toda tu vida la has pasado rodeada de símbolos pero no de hombres verdaderos. Quién es esa mujer que llamas madre, a la que prodigas de rasgos creadores y a la vez de fuerza destructiva de tu propio ser. Hay una edad en que finalmente la tienes que ver a la cara, te darás cuenta de cuán inerme y desprovista de poderes se encuentra, como un simple ser humano, tan confundido como tu, reaccionando por impulsos sexuales y por inercia del miedo. En tu primera infancia tu madre fue una silueta, ahora debes verla finalmente como una mujer.

Con la gente que conoces pasa algo similar, los encuentras un buen dia y comienzas a alejarte de su verdadera esencia real. Con cada dia que pasas los atiborras de magia y poderes que influyen sobre ti, luego los amas hasta aborrecerlos, porque cada dia se parecen mas a tus demonios internos.

Yo quisiera conocer de nuevo por primera vez a todo el mundo, pero esta vez ante los ojos de del hombre que soy, y ya no más el fantasma que fui..

La muerte es un camino circular al que estoy proscrito. Muero constantemente. Parece como si mi naturaleza me llevara a ella irremediablemente. no conozco otra respuesta a las crisis, sino el morir.

He muerto de mi mi país y de mi gente. me lloraron y me despidieron con pesar. Me llevan en su memoria y en ella me restituyeron, luego reivindicaron al niño que fui, incapaz de causarles dolor. Ahora me nombran con cariño y en sus recuerdos descartan todo excepto los buenos momentos.

Lo mejor de la muerte es el renacer, abrir los ojos a un nuevo paisaje e inhalar ansioso un nuevo aire. luego a lo lejos se oyen acercando las voces con un nuevo lenguaje, una nueva tierra que te acoge.
 
Ya no creo ser realmente lo que se refleja en tu memoria. Ni siquiera creo moverme como un ser individual, irrepetible y autónomo. Al que crees recordar es solo un fantasma, o la sombra de quien ya ha muerto. no sabes que en realidad soy un nuevo hombre a quien solo le resta su genética y su memoria cultural.




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