Exterminador

Y aún para que la mariposa alcance el grado de tempestad debe sortear innumerables obstáculos


La relación entre los buenos actos 
y la compensación divina 
parece estar fuera de toda duda. 
El orden kármico se nos presenta 
como una fórmula estable y sencilla 
para aplicar en nuestras vidas, 
una vez adquirido 
cierto grado de consciencia y madurez. 

Ante lo cual, 
dicha relación causa-efecto 
(acción humana y reacción divina) 
se puede sopesar en nuestra vida. 

Pero desde la insignificancia del instante, 
desde la oscuridad contingente, 
a partir de la ínfima malicia del viento 
surge el caos 
y los personajes dementes 
fuera de todo orden y legislación, 
las fuerzas externas a esta relación Dios-hombre 
son los demonios, 
los exterminadores de la armonía. 
Nuestras acciones se presentan 
como aves huidizas 
que parten desde el alma hasta Dios 
pero la mayoría de ellas 
perece antes despedazadas
en las garras del maligno predador.

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